martes, 10 de enero de 2012

ST. ANTON; Mooserwirt, el apres ski con más marcha del mundo?






Son las 15:30, estamos a 1,450 metros en una pista de ski que va a dar a la estación Austriaca de St. Anton, de repente nos encontramos de frente con un numeroso grupo de personas, entre 500 y 1,000 dependiendo del día. La gente habla pero no hay música, sólo se escucha un murmullo, son las 15:29 de cualquier día del año.

De repente se accionan las persianas, se encienden los altavoces y comienza la cuenta atrás, 5.....4.....3......2......1...... Y nuestro querido amigo DJ Gerhard convierte una pequeña esquina de Los Alpes en el epicentro Mundial de la fiesta, el cachondeo, el alcohol y quizás, el mejor apres ski del mundo....




Bienvenidos al MOOSERWIRT.....

Es curioso lo que pasa en Austria, de largo, el mejor apres ski del mundo.

No soy de los que se gasta dinero en un viaje de ski para ser el último en abandonar las discotecas y el último en subir a las pistas, o en su defecto, ser el primero en hacerlo con resaca.

Lo bueno de Austria es que el apres ski empieza a las 15:30 y acaba cuando tu quieras, aunque cuando te dan las 7 de la tarde a 1,450 metros después de beber media docena de copas o de cervezas, lo que más te apetece es volver al hotel, hacerte un circuito de spa, ir a cenar pronto y a las 12 en la cama.

Nos encontramos en el Tirol, en una estación que se llama St Anton am Alberg y que es conocida mundialmente por la calidad de su ski, por los 155 Km de pistas que tiene, por la cantidad de ski fuera de pista que hay para los más atrevidos, por ser vecino de Zurs, otra joya de la corona del ski Austriaco, pero de sobremanera por su apres ski.




Ver el atardecer a esa altura, con ese ambiente es algo realmente digno de ver y de disfrutar. 




Tres son las opciones principales con las que pasar estas horas en el Mooserwirt; una vieja caliente (hot widow) compuesto de licor de ciruela y crema, un flugel (Red Berry Wodka y Red Bull) ó un Jager Cow (Jagermeister y leche), amén de las típicas cervezas....




Pero todo tiene su historia y su por qué, y la historia del Mooserwirt es cuando menos interesante.....

Corría el año 1974 cuando un joven estudiante Sueco de nombre Gunnar Munthe decidió abrir un bar en las laderas de St. Anton y trató de convertir el significado de la palabra apres ski (que significaba poco más que tomar un chocolate caliente después de un día de ski) en una fiesta, en una bacanal..... Y vaya que si lo consiguió. El nombre de este bar era el Krazy Kanguruh y se encuentra un par de giros o unos cientos de metros por encima del Mooserwirt.

En los terrenos que hoy ocupa el Mooserwirt había una granja con ovejas llevado por la familia Scalet. Cuando en el 1987 murió el padre de la familia, a su hijo Eugen no se le ocurrió otra cosa que enviar a las ovejas a otra parte del Tirol y "copiar" aquello que su vecino de arriba hacía tan bién; ganar dinero. Para ello montón un edificio, metió unas mesas en la terraza y contrató a varios grupos de música.




Lo que de día es un simple bar, por la tarde se convierte en EL BAR. Tal ha sido el éxito de este bar que es conocido en todo el mundo e incluso ha eclipsado a su vecino el "Canguro Loco".

Mooserwirt es toda una institución en Austria, tiene 65 empleados, vende 2,500 litros de cerveza al día y un trailer sube 4 veces por semana para rellenar los depósitos de cerveza del lugar. Dicen que son 37 km de cañerías lo que hay debajo del Mooserwirt que hacen posible que se pueda vender cerveza en todas las barras del exterior y en los dos pisos del interior.

No se cuanta gente puede entrar en el Mooserwirt pero si en el exterior podríamos contar facilmente entre 400 y 600 personas dentro no le puede ir muy lejos.




Se hace de noche en St Anton y seguimos bebiendo cervezas en el Mooserwirt. Son ya las 8 de la noche y es hora de bajar, ahora empieza la segunda parte (y quizás la más divertida) de este increible bar; LA BAJADA.

Sentarte en la terraza del bar de enfrente (un bonito restaurante/hotel) y tomarse la última es algo que no tiene precio. No queda otro remedio que subirse a los skis y bajar el último kilómetro de pista bajo la luz de la luna. Ya os lo podeis imaginar, decenas de skiadores "contentos" intentando calzar las botas en los skis. Lo que uno se puede reir en ese momento no está escrito.

Ahora llega lo más duro, nos toca a nosotros.....




Ya es noche cerrada en la montaña y bajamos al pueblo (o al menos lo intentamos). 

Es hora de irse al hotel, pegarse una ducha, bajar al spa (casi todos los hoteles de Austria disponen de un pequeño spa), vestirse y salir a cenar tranquilamente con una copa de vino.




Las sobremesas son de las mejores que recuerdo en el mundo. Aun tenemos presente la juerga, el cachondeo y las situaciones simpáticas que pocas horas atrás nos hemos encontrado.....

Dice el refrán que dinero llama a dinero, y el dueño del Mooserwirt acaba de decidir construir un hotel de 5* sobre el bar. Muchos piensan que ya no será lo mismo, que no se puede tener a 1,000 personas en el patio de fiesta y a 100 clientes pagando 300 euros noche encima de ellos.

La buena noticia es que el bar cierra sobre las 20:00 lo cual es una hora prudente y no choca de frente con los horarios del hotel.




Por otro lado un hotel para quitar el hipo.

Lo que os puedo confirmar es que a día de hoy, el Mooserwirt sigue funcionando a pleno rendimiento, y nadie sabe hasta qué punto, la nueva política que el pueblo de St Anton está intentando implementar (más turismo de calidad que de cachondeo) puede o no funcionar.

Por si las moscas yo reservaría corriendo....

Nunca se sabe si este será el último invierno....

Yo ya lo he visitado el año pasado.....

Ahora os toca a vosotros....






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domingo, 1 de enero de 2012

CUBA; Cena en "La Guarida", el mejor paladar de La Habana

Estamos en Diciembre y hartos del frio y del invierno hemos decidido pasar la Navidad en chanclas y bermudas, al calor y a la sombra de un cocotero Cubano....




Vaya por delante que este post lleva 6 años de retraso, y aunque su lectura no tenga la misma relevancia que antaño, que al menos sirva para hacernos una idea de lo que era Cuba no hace mucho, a la vez que nos da una oportunidad para disfrutar de una muy buena cena en un lugar histórico y con gran encanto.

El consejo que todo el mundo siempre me dió es el de "Visita Cuba antes de que se muera Fidel", o en su defecto, antes de que se acabe el Comunismo y cambien las cosas.

Quizás visitar Cuba ya no es lo mismo que hace 6-8-10 años, seguro que no, pero es una opción más para visitar un país bonito, de habla Hispana y donde poder pasar unos días al sol mientras en España nadie suelta los guantes y la bufanda.




Nuestro viaje a Cuba fué divertido y ameno, principalmente gracias a un buen amigo que vive allá desde hace unos cuantos años. Gracias a él pudimos conocer mejor la ciudad, salir a la búsqueda del Atún o del Marling, conocer lugares y sitios que no mucha gente podía conocer y sobre todo, y es la razón de ser de este post, disfrutar de una serie de locales donde se sirven comidas que en Cuba son conocidos como "Paladares".

El nombre de Paladares viene de una telenovela Brasileña que se emitió en Cuba a principio de los años 90, donde una serie de restaurantes dirigidos por la protagonista principal de la película, llevaban ese nombre. Esta telenovela coincidió con el permiso que en su día dió el Gobierno Cubano para abrir negocios familiares por cuenta propia. 

Eran restaurantes supuestamente legales pero con serias restricciones, como el número de sillas que podían tener (12), las cantidades y tipos de comida que se podían ofrecer (no se permitían mariscos y algunos tipos de carnes), y la obligación de llevar estos negocios sí y solo sí, con miembros de una misma familia.

Logicamente un gran número de locales se saltaban estas normas y poco a poco iban sobreviviendo siempre y cuando pudieran satisfacer las demandas económicas del Gobierno, un pago de 800 USD mensuales.



Durante nuestra visita a La Habana nuestro buen amigo CH, nos reservó y recomendó visitar el Paladar más famoso de la ciudad, La Guarida. Para cenar en este paladar uno necesitaba o bien hacer la reserva con varias semanas de antelación o conocer "alguien" que te la hiciera.

En su día, el edificio en el exterior aparecía más viejo que esta foto y porsupuesto no tenía cartel alguno, ya que aunque fueran legales se intentaban llevar dentro del mayor secretismo posible.

Cuando el chofer nos dejó a las puertas de este edificio y nos dijo que subíeramos a la primera planta, no lo teniamos demasiado claro, y mucho menos al acceder al interior del edificio y encontrarnos con esto...




La verdad, es que el edificio, la entrada, la escalinata de acceso a la primera planta tuvo que ser un lugar increible en los años 60, pero en pleno siglo XXI la verdad es que daba miedo y dejaba mucho que desear.




Aun así decidimos arriesgarnos y subimos las escaleras sin tener ni idea de lo que nos podíamos encontrar. Después de recorrer un pequeño pasillo nos encontramos con una gran puerta de madera y un pequeño cartel que decía "Paladar La Guarida, Bienvenidos, Fresa y Chocolate".

La decoración interior es muy sencilla y lo primero que hacemos es fijarnos en los platos que están comiendo otros comensales ya que el bloqueo está presente y el desconocimiento hace que nos preguntemos hasta qué punto podremos comer bién.




Lo primero que hacemos es tomarnos un buen mojito para chequear tranquilamente la carta y decidirnos por el pescado o la carne.




LA GUARIDA es el paladar de referencia en La Habana y ha sido visitado por numerosas personalidades mundiales.




Nuestra Reina Doña Sofía....




Mr. Jack Nicholson y un largo etc (Steven Spielberg, Benicio del Toro, Kevin Spacey, Javier Bardem, etc).

Curiosa la anécdota de nuestra querida Reina que durante un almuerzo en La Habana y comentando con sus anfitriones acerca de los planes para la cena de esa noche pidió que por favor la llevasen a cenar a La Guarida lo cual armó un gran revuelo logístico y mediático en la Isla.




La verdad es que la comida estaba riquísima, la presentación a la altura de muchos buenos restaurantes de cualquier país y los precios más que razonables (30 Euros cabeza).




Todo ello se resume en una gran sorpresa en el corazón de La Habana, una cena rica en un lugar con mucho encanto, un paladar con su punto "ilegal" y de sobremanera con un toque romántico.




La Guarida fué una bonita sorpresa por inesperada y canalla.

Este paladar cerró sus puertas hace un par de años pero.... viajeros, estamos de suerte. Para todos aquellos que tengais a LA HABANA en vuestra agenda de viaje, el dueño decidió reabrir el negocio hace poco más de un año y, teniendo en cuenta una mayor flexibilidad de las leyes Cubanas, sacarle algo más de rendimiento al negocio y principalmente hacerlo más dentro del marco que ahora establece la ley que la que había en el pasado.

Estoy seguro de que tienen más sillas de las que la ley ahora permite (han pasado a 20) como también estoy seguro de que LA HABANA necesita sitios como este....

Historia con historia......

Ya tu sabes....




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