Un lunes cualquiera de Octubre, a las puertas del invierno,
el frio ha llegado a nuestra bella Asturias, estoy sentado a 9,000 m de altura
en un vuelo más. Estoy cansado, quizás un poco melancólico, la temperatura del
coche esta mañana marcaba los 2C y la Sierra del Aramo amanecía con su primera
capa de
nieve....
No tenía muy claro de qué iba a tratar el post de esta
semana, pero fue dormirme profundamente durante el vuelo y encontrarme tumbado
en una hamaca en uno de los hoteles más bonitos, exóticos y permitidme, hasta
espirituales, donde jamás haya estado….
No soy de los que cuando va a un nuevo destino se encierra
en la habitación del hotel, pero tengo que reconocer, que estos 3 días que pasé
en el lugar que ahora os voy a detallar, los necesitaba. Logicamente no se
trata de cualquier lugar, ni de cualquier hotel, ni de cualquier habitación….
Nada más aterrizar en el Aeropuerto de Denpasar nos reciben
esos perfumes, esos aromas, esos sonidos, ese olor a incienso en sus calles, es
lo que tiene Bali.
Inmediatamente salto en el coche de alquiler y conduzco
aproximadamente durante una hora hasta Ubud. Por el camino disfrutamos de Bali,
de su cultura, de sus gentes, de sus rituales, de su espiritualidad. Es verdad
que el tráfico en Bali es un poco caótico, pero un caos asumible, un caos hasta
divertido.
Los Balineses son personas muy religiosas, pero no
fanáticas, son personas muy amables, son personas muy sonrientes, son personas
muy pobres, pobres en cuanto a dinero, pero personas muy felices. Ya lo dice el
refrán: “No es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita para
vivir”.
Pasamos Ubud, a la que pronto visitaremos, y conduciendo por
carreteras estrechas vamos a dar a un pequeño pueblo en la media montaña. De
camino al hotel, nos interrumpe una procesión. Hemos aterrizado en Bali en
medio de las fiestas de Galungán, el festival más importante
Balinés, festival religioso en el que los Balineses agradecen a sus Dioses todo
lo que tienen y les invitan a bajar a la tierra a celebrar con ellos.
Tiene una parte mitológica ya que fue con la muerte de un
Rey Malo, Mayadenawa que significó la victoria de lo bueno (Dharma) contra lo
malo (Adharma). Esta celebración tiene lugar cada 6 meses del calendario hindú
que son 210 días. Todos los pueblos y todos los Balineses se visten de gala
para esta ocasión, se llenan las calles de enormes varas de bambú con trapos
amarillos, blancos y negros y hasta los más pequeños se visten con sus mejores
ropas para tan tradicional festividad nacional. Los ruidos de su música inundan
las calles y las aldeas de toda la Isla y de gran parte de Indonesia, el sonido
es inconfundible y es digno de ser escuchado.
Disfrutamos de la procesión, de los colores, de los sonidos,
de los vestidos de los locales. Minutos después llegamos a la ladera de la
montaña donde la cadena Orient Express tiene un hotel de ensueño y cuyo nombre
es UBUD HANGING GARDENS, o lo que es lo mismo, los “Jardines colgantes de
Ubud”.
El hotel es espectacular. Se trata de una colina en un
precioso valle con bastante pendiente y donde las villas (que no habitaciones)
se encuentran colocadas en forma de escalera descendiendo el valle hasta el
rio. Hay 3 tipos de alojamiento: River Side Villa, Panoramic Villa y Panoramic
Villa Suite. El hotel está aislado en medio de la vegetación y para llegar a él
es preciso pasar por varios pueblos pequeños Balineses con el consiguiente encanto
que esto tiene.
Ubud es un pueblo precioso muy conocido por varias
razones, pero principalmente por dos. Por un lado es un centro de tallaje de
madera conocido mundialmente por la calidad de sus muebles, accesorios,
maderas, etc. Por otro lado acoge un pequeño bosque llamado Ubud Monkey Forest
en donde viven cientos de monos salvajes a los que se puede ver y dar de comer. Alguna vez incluso se atreven a darse un chapuzón en la piscina de las villas....
Ubud, como casi todo en Bali, es muy turista, pero este
hotel es una forma de alejarse del Bali playero e introducirnos en el Bali
cultural. En Ubud todas las noches hay distintos tipos de espectáculos y de
bailes de los que merece la pena disfrutar. Por otro lado Ubud está rodeado de
cientos de plantaciones de arroz en sitios muy variados y las vistas y paisajes
que nos podemos encontrar son realmente de película.
Tengo que reconocer que tengo el gen viajero, y me pongo
nervioso cuando llego a un hotel. Como hemos llegado muy pronto nos amenizan la
espera con una bebida de la casa, con la presentación de la misma y el cariño
con el que todo está hecho, me queda muy claro de que hemos acertado con la
elección.
Aprovechamos estos minutos para dar un pequeño paseo por el
hotel, paseo complicado ya que como comentaba el hotel se encuentra construido
verticalmente en una colina, curiosamente, para desplazarse por el hotel se usa
un pequeño tren cremallera.
Hacemos el check inn y curiosamente, nos ofrecen varios
tipos de jabones, aceites y cremas para el baño de distintos olores, tenemos
que escoger los que queramos que nos pongan en la habitacion durante nuestra
estancia. Rapidamente nos llaman para llevarnos a nuestra villa con un bonito
paseo a través de la pequeña “jungla” que nos rodea. La entrada de la
habitación es muy Balinesa, nuestro mayordomo privado nos abre la puerta y nos
enseñará la que será nuestra villa durante los próximos 4 días.
Realmente hay
cosas que una foto no pueden mostrar, y esta, es una de ellas. No importa lo
que os cuente o como lo describa, la villa en la que estamos es un pedazo del
cielo en la tierra. La habitación es enorme, preciosa, y desde la cama podemos
ver a través de una inmensa cristalera todo el valle, y al otro lado, un
pequeño templo que por la noche se ilumina y nos protege.
El infinity pool es de cuento, sin más. Los baños por la
noche a la luz de las estrellas y con el templo de fondo, junto con los ruidos
de la jungla y de la música del restaurante, hacen de las noches algo
increíble, algo que jamás olvidaré. La habitación tiene más de 100 m2 y en el
exterior tenemos hamacas, sombrillas, una tarima Balinesa con cómodos cojines
para tumbarse a descansar, leer o simplemente escuchar los murmullos del rio
valle abajo……
En la terraza hay un cenador donde se puede pedir Room
Service con la misma carta que hay en el restaurante. La comida es muy buena,
buenísima y espectacularmente presentada. A la hora de la cena vienen a la
habitación 1 Mayordomo y 2 camareros y te preparan la terraza donde hay un
pequeño cenador, una esquina preparada para esas veladas tranquilas y románticas,
te la iluminan, te ponen velas, flores, mantel, cubertería, etc, mientras ellos
hacen esto tu esperas en la habitación y cuando se van y sales al exterior te
encuentras con la sorpresa. Es una delicia y un espectáculo para el paladar y
para los ojos…. A los que les guste el vino y/o el Champán les recomiendo
llevar dos o tres botellas desde España o comprarlas en una de las escalas a
Bali (Singapore o Bangkok) ya que en Bali es difícil encontrar buen alcohol.
El baño es grande, espacioso, todo son detalles. Levanto
la taza del wáter y me encuentro flotando sobre el agua una flor Balinesa…..
Una enorme bañera en la terraza y otra enorme en el interior, repleta de flores
balinesas nos espera.
Se trata de pasar unos días de descanso, unos días de
relax en una villa maravillosa. Y como tampoco queremos estar encerrados en el
hotel, rápidamente buscamos alguna actividad que complemente todos estos
momentos de relax. El hotel tiene bicicletas de montaña y te propone unas rutas
por los pueblos y alrededores. Así que el primer día nos vamos de excursión y
paseamos durante dos o tres horas por los pueblos y terrazas de arroz de los
alrededores. Durante esas pequeñas excursiones nos encontramos con gente local,
con gente que ha visto a pocos occidentales tan cerca, nos acercamos y vemos
como manualmente secan los granos de arroz y departimos con ellos, todo son
sonrisas y no hay palabras de por medio. Tampoco las necesitamos.
La verdad es que podría pasarme horas hablando de todas
las cosas que ofrece Ubud, sus calles, sus tiendas, sus mercadillos, sus
restaurantes, quizás mejor sea dejarlo para otra ocasión. Centrémonos en el
Hotel.
El Balinés es detallista, el Balinés es cuidadoso y nada
queda al azar y mucho menos en un hotel de estas características. Se nota en
las habitaciones, todo está estudiado al detalle para que no falte nada.
El SPA, otra maravilla. Uno de los días aceptamos muy
agradecidos la invitación del Hotel a un masaje personal en el SPA que está
localizado junto al río. El lugar, el sonido del agua al descender
tranquilamente por el valle, los olores, es todo una combinación de sensaciones
que te trasladan a otro lugar. Incluso te ofrecen la posibilidad de realizar el
masaje con varios tipos de jabones y aceites, la misma posibilidad que te dan
al llegar a la Villa y que te cambian/rellenan dos veces al dia.
En el mismo hotel se pueden hacer varias cosas distintas
pero una de las que más me gusta es la Merienda en el Rio. En la base del valle
justo por debajo del hotel, el rio baja suavemente valle abajo. Ahí puedes
sentarte comodamente y disfrutar de un champán helado, de unos momentos de
felicidad y relax difíciles de superar…. Cierras los ojos y sólo se oye el
ruido de “la selva”, el murmullo del rio, el de los animales, el silencio,
porque ahí abajo hasta el silencio tiene un sonido diferente…..
Ya lo sabeis, si venis a Bali no os olvideis de dejar al
menos un par de noches para disfrutar de Ubud, que por estar localizado en el
interior y a unos 300 metros sobre el mar tiene un clima mucho más fresco que
lo que te puedes encontrar en el resto de Bali al nivel del mar.
Y os pasará lo que a mi, no se cuando ni se como, sólo se
que volveré…..
Porque Bali ya es parte de mi…..
Suk Sumum
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