sábado, 22 de septiembre de 2012

BELTHAZAR Restaurant, otra joya más en la increible CIUDAD DEL CABO

 
 
Volvemos al tópico…. “estoy locamente enamorado de…..”
Soy infiel por naturaleza. Infiel a San Francisco, la engañé con Sydney un largo fin de semana de invierno Europeo. Cuando pensé que era el amor de mi vida la cambié por los warungs en los acantilados de Uluwatu en Bali con una Bintang helada en mis manos mientras el sol se adentraba en el océano. Cuando pensé que era la definitiva conocí a Ciudad del Cabo, y me volvió loco.
 
Creo que he aprendido la lección. Las quiero a todas por igual, todas me traen buenos recuerdos, con todas quiero pasar muchas tardes, pero si tuviera que quedarme con una, las dejaría a todas y me iría en búsqueda de un nuevo amor, de un nuevo destino, porque quizás el amor de mi vida, el viaje de mi vida, esté por llegar.
Mi primer viaje a Ciudad del Cabo fue sencillamente espectacular, todo me gustó. Sus playas, su fuerza, su color, su “embrujo Africano”, su naturaleza, sus pueblos, sus viñedos, me gustó todo.
En Ciudad del Cabo hay tantas cosas que hacer que cualquier número de días parecen pocos.
 
 
 
Subir a Table Mountain, pasar un día en la playa de Camps Bay, comer un delicioso rape en el Parangas, conducir un Ferrari descapotable por Chapmans Peak Drive, pasear con los pingüinos en Boulders Beach, ver a las ballenas pasar por SimonsTown, hacer surf en Clifton Beach, hacer un vuelo rasante por encima de las olas en un helicóptero Huey Cobra de la guerra del Vietnam, ver un partido de fútbol en Green Point, llegar caminando hasta el Cabo de Buena Esperanza, visitar los viñedos de Stellenbosch, ver el atardecer en el mar a bordo de un catamarán con una copa de champán, pasear por el V&A Waterfront, disfrutar de la puesta de sol desde Hout Bay y asi un millón de cosas más….
Ahhh, se me olvidaba una, la que inicia este post; cenar carne de “caza Africana” en el Belthazar….
 
 
 
Es complicado explicar el verdadero sabor de una carne, es difícil que un post incluso que una foto hagan justicia a este sabrosísimo tipo de carne.
 
 
El Belthazar es conocido por varias cosas, la primera, creo, es su INMENSA carta de vinos, estamos hablando de más de 400 referencias que se pueden tomar por copas, algo inusual en este tipo de negocios.
El otro, es por su carne de caza Africana, lo que ellos conocen como “game”. En el menú podemos escoger entre 8 tipos de carne de caza, todos ellos preparados a la parrilla con un carbón especial. La mezcla de sabores de parrilla, de carbón y de una carne quizás un poco fuerte pero con sabor pelín dulce es sencillamente indescriptible.
 
 
Podemos probar el animal más feo de la sabana, el “ñu”, el Sprinbok, el Warthog (es lo más parecido al jabalí), el Impala, el Kudu, el Elan, el Gemsbok y finalmente uno más conocido para nosotros, el avestruz.
El servicio en el restaurante es impecable, cuentan con un somelier que te da las explicaciones convenientes. Puede sonar a esnobismo, pero el trabajo del somelier es en primer lugar poco reconocido y en segundo lugar tremendamente malinterpretado. El somelier no está para recomendar vinos caros, el somelier está para adaptar tu gusto, Y EL DE TU CARTERA, a lo que hay en la carta.
 
 
Nuestra última visita al Belthazar así lo demostró. Queríamos un vino con cuerpo, afrutado que acompañase bien a las carnes de caza y muy importante, de no más de 30€. Dicho y hecho. Espectacular. Ese es el verdadero trabajo del somelier. Logicamente, un restaurante normal con pocas referencias y vinos no demasiado caros nunca puede justificar un puesto de somelier, el Belthazar si.
Ciudad del Cabo es una ciudad con raíces Alemanas y Danesas y por ello hay muchos nombres, costumbres y tradiciones de estos dos países Europeos. Nada más sentarte los camareros nos traen un aperitivo de la casa, una salchicha grande tipo Alemana (parecido a un chorizo criollo) en una salsa de tomate riquísima, eso si, acompañada con unos bollos de pan caliente con mantequilla.
 
 
La carta es variada y quien quiera pescados y mariscos aquí tendrá los mejores que se pueden encontrar. Como aperitivo esta vez probamos los calamares a la plancha y de plato principal 3 carnes distintas de caza que repartimos entre los tres.
 
Un manjar.
 
 
Muy buena tiene que ser esta carne y muy bueno tiene que ser el restaurante para que me haya visto obligado a dedicarle un post.
El restaurante se encuentra en la Victoria&Alfred Waterfront, una zona turística de Ciudad del Cabo llena de tiendas y restaurantes. En el Belthazar se puede comer en la terraza aunque casi siempre he cenado en el interior
 
 
No nos queda hueco para el postre así que pedimos un Gin&Tonic, más que nada por tradición, enseguida nos volvemos al hotel ya que mañana nos espera otro largo día de vuelos y reuniones.
Hemos vuelto a Ciudad del Cabo y por unas horas hemos podido desconectar.
Estos momentos, estas cenas, estas historias, estos recuerdos, son los que nos sirven de estímulo y de energía para los que pasamos muchos días al año trabajando fuera de casa.
Esta noche, la pasaremos en Ciudad del Cabo, nuestra nueva amante, esta vez en un precioso, divino y maravilloso Boutique Hotel, el SUGAR HOTEL, pero como siempre, esa es ya otra historia. De momento, me voy a dormir.
 
 
Aun tengo que asimilar el reencuentro con esta bella ciudad….
Ciudad del Cabo…..
Que me he vuelto a enamorar….
Y ya van…...




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