Miami es uno de los
lugares de la tierra donde más me gusta parar un par de días, y desde que viví
allá a finales de los 90, he tenido la suerte de poder visitarla no menos de
15/20 veces
Si alguien me
pregunta qué es lo que más me gusta de Miami, la respuesta es sencilla; el buen
tiempo, pero sería injusto dejar el comentario aquí, ya que no solo es el sol,
sino la buena temperatura y sobremanera la LUMINOSIDAD.
En MAYAMI (cómo se
pronuncia en los EE.UU), apenas necesito dormir, puedo acostarme a las 4am como
me pasó la semana pasada (no porque estuviera de fiesta sino por un vuelo
complicado y con retraso), y a las 8 ya estoy corriendo por South Beach, o por
Brickell como es el caso de estos días.
He estado en muy
buenos hoteles muchas veces, y una gran mayoría de ellas por unos precios
difíciles de igualar, y tiene su truco y forma de proceder, pero no lo voy a
descubrir ahora, tampoco hay que ser un genio, solo un poco flexible y utilizar
bien las redes sociales e internet.
En Miami suelo
quedarme siempre en South Beach, aunque encuentro que muchos de los hoteles son
demasiado caros para lo que ofrecen, muchos de ellos están ya viejos y
necesitan ser renovados, aunque también es cierto que en los últimos años la
calidad hotelera de South Beach (Miami Beach) ha mejorado.
No mucha gente sabe
que hay dos Miamis, Miami Beach, y Miami ciudad, la misma ciudad pero
distintas.
Miami Beach es
obviamente la zona de playa, se trata de una especie de isla unida a la costa
por puentes e islotes a lo largo de la costa. En Miami Beach estaban los
mejores hoteles, la marcha, la fiesta, los bares de playa y los buenos
restaurantes. Eso sigue ahí, Miami Beach sigue siendo eso, fiesta, pero es tan
cachonda como falsa y donde el plástico reina, reina en forma de silicona y en
forma de tarjetas de crédito. En general a Miami Beach se va a pasarlo bien, a
buscar cacho y las más guapas a la caza del ricachón de turno.
Pero hay otra
Miami, la Miami de los Mayameños, los que no bajan a South Beach ni por casualidad.
La nueva zona de Brickell, digo nueva no porque sea de reciente creación sino
porque ha sido en los últimos 10/15 años que ha habido un boom inmobiliario.
En Brickell, ya no
solo están las grandes corporaciones sino también grandes hoteles, muy buenos
restaurantes así como discotecas y bares de moda.
Cansado ya de South
Beach y del “plastiqueo”, esta vez opté por quedarme en Brickell, más cercano
al aeropuerto, más tranquilo y con MUY buenos hoteles….
Llevaba meses o
quizás años queriendo probar el CONRAD HOTEL. Puede parecer una estupidez pero
el edificio, en el que está la sede del Banco Spirito Santo, es un precioso
rascacielos en medio de Brickell, y Conrad siempre tiene muy buenos hoteles por
lo que la posibilidad de fallar es muy baja.
Después de usar
internet para ver el hotel, piscina e instalaciones conseguí una muy buena
tarifa por 112€, un chollo si lo comparamos con los 150/200€ que cuesta un
hotel de los corrientes en South Beach.
Nada más entrar en
el lobby a las 3am, mi corazonada se había vuelto una vez más en realidad, se
trata de un SUPER HOTEL, moderno, precioso, cómodo y un largo etc.
Soy de la opinión
que los grandes hoteles se quedan muchas veces pequeños cuando fallan ciertas
cosas, sobremanera el servicio, en este caso no solo no fue así, sino al
contrario.
Como os comentaba,
el hotel se encuentra en el centro de la calle Brickell, una zona de movimiento
durante el día y tranquila por la noche. El hotel tiene habitaciones entre las
plantas 16 y 25, y de la 25 hasta la treinta y tantos tiene una especie de
apartamentos, algunos de ellos pertenecientes al hotel y otros ocupados por lo
que ellos llaman residentes.
Con el valet
parking a sus piés (38 USD noche), entras en el hotel por un bonito lobby e
inmediatamente subes a la planta 25 donde está la recepción del hotel.
A las 3am y con la
pestaña pegada de tanto vuelo, realicé el check inn con la mala noticia de que
solo podían darme una habitación para fumadores. A esas horas de la noche no
tenía ganas de discutir, y aunque no puse buena cara dije… “Que remedio”. Si
hay algo con lo que no puedo, es con el olor a tabaco, me mata. Y como la
persona de recepción lo debió de notar me dio el acceso a internet gratuito
como una forma de compensarme; primer detalle.
Al llegar a la
habitación percibí que no solo era una habitación de fumadores, sino que las
ventanas no abrían (típico de rascacielos) y el olor a tabaco era importante.
Con el cansancio que llevaba no tenía ganas de protestar, pero como aun no
había cenado me bajé al supermercado 24h que había al lado del hotel, a
comprarme un sándwich y una coca cola. Y esa es otra cosa que me encanta de
America, da igual la hora que sea que siempre hay un super, una tienda, una lavandería
o un restaurante al que acudir.
Al pasar por la
recepción le pregunté al recepcionista (disculpad que no diga su nombre pero
creo que no llevaba el distintivo), si no habría una habitación libre aunque
fuera de inferior categoría. Prefiero dormir en una caja de cartón limpia que
en una suite con olor a tabaco. Después de comentarlo con su superior me
hicieron el upgrade a un apartamento superior.
La habitación que
me habían dado era amplia, limpia (con olor a tabaco, sí, pero limpia), con un
buen plasma, un baño enorme y muy bien decorada. Tenía una enorme mesa en la
que desplegar los papeles de trabajo y el ordenador personal; PERFECTO.
Lo del cambio al
apartamento ya no tiene nombre. Se trata de un apartamento de unos 60/70 m2
aproximadamente con una preciosa habitación, cama King Size con vistas a la
bahía, un gran baño con bañera y ducha separada, una cocina Americana con todos
los utensilios, enorme nevera americana, cocina, microondas y un largo etc. A
esto hay que sumarle un enorme salón unido y una pequeña terraza con una mesas
y sillas. Todo al exterior, a la bahía, muy bien iluminado y muy bien cuidado.
Varios armarios, plancha y un largo etc. En resumen, una MARAVILLA.
Los amenities eran
de AROMATHERAPY, es decir de muy buena calidad y de un olor de los que gusta.
No se lo que tienen
algunos hoteles de Miami pero la recepción y las zonas comunes me olían a
verano, a palmera, no exactamente a coco pero sí a un olor muy particular,
aflorado, afrutado, no se exactamente a qué pero una auténtica delicia.
Y seguimos con los
pequeños detalles, y van….
Cuando despierto a
las 8am por la claridad y la luminosidad que antes comentaba (por estas
latitudes me encanta dormir con todo abierto para que el amanecer me despierte
de forma natural) no tenía muy claro por donde podría correr (incluso barajaba
la posibilidad de ir a South Beach a correr por el paseo que también suelo
utilizar). Cuando empezaba a darle vueltas al tema me encuentro en uno de los
armarios una tarjeta en la que venían 3 rutas alternativas para correr desde el
hotel (3, 4 y 6 millas).
Así que cogí los
playeros y me fui a la de 4 millas (a esas horas y con 4h de cama no necesitaba
mucho más). Se trató de una bonita ruta, primero por el mismo Brickell donde
disfrutaba de las vistas de los preciosos condominios que por allá hay, y
después crucé el puente que une Miami con Cayo Vizcaino (Key Biscayne). Una
preciosa ruta en un no menos bonito día de sol, de cielo azul y de ligera brisa
al borde de la bahía.
A mi vuelta al
hotel me pasé por el RoofTop Pool, una estupenda piscina en el techo de un
edificio adyacente al hotel, con su piscina de unos 18m de largo, es decir,
grande, su jacuzzi, terraza, bar, mesa de ping pong y dos buenas pistas de
tenis de moqueta, en resumen; UNA MARAVILLA.
Como tenía que
hacer un montón de llamadas, me metí en la piscina con el teléfono en la mano y
allá pasé casi una hora solucionando la vida a alguno ;) Bendita forma de
trabajar pensarán algunos, y en este caso, estoy de acuerdo.
Lo bueno de mi
trabajo es entre otras cosas, momentos como este, oportunidades como esta, pero
mi trabajo es igual que un iceberg, del que todo el mundo solo ve la punta (lo
bueno), pero que casi nadie ve que debajo de esa punta del iceberg, hay un
ENORME BLOQUE de trabajo, de horas de viaje y de grandes sacrificios
personales, la zona oscura que nadie ve, ni valora.
Debido a todo esto
que os cuento, decidí twitear unas fotos y comentarios sobre el hotel, al que
el equipo de “Social Media” del #ConradMiami contestaron y retwitearon
amablemente.Minutos después
recibo un mensaje en el que me piden que al hacer el check out, pregunte por
ellos que me quieren dar las gracias en persona por hablar positivamente sobre
el hotel.
Y llegó la hora de
marchar, aunque da la impresión de que he pasado una vida en el hotel (llegada,
habitación, supermercado, cena, cambio de habitación, fotos, dormir, correr,
twitear, piscina, teléfono, check out) resulta que sólo han pasado 8h desde que
hice el check inn (veis? Esa es la zona sumergida del iceberg).
En recepción me
atiende Denise, muy agradable y de sonrisa permanente, que me agradece haber
escogido CONRAD para mi “parada técnica” en Miami. Y como aunque no lo creais
soy un poco vergonzoso, no quise decir nada ni preguntar por nadie a la hora
del check out, aunque tampoco hizo falta porque tenían bien apuntado quien era
el @viajerosecreto o el chico de “Secretos del Viajar”.
A modo de
agradecimiento, Denise me entregó un bonito detalle, unas riquísimas pastas/galletas
acompañadas de una nota de agradecimiento personalizada y firmada por todo el
equipo de Social Media del hotel.
Muchas gracias
chicas/chicos. Gracias a Laura, Thomas, Daria, Maria, Thania y por supuesto a
Denise por hacerme sentir como en casa.
No siempre podré
quedarme en tan impresionante hotel porque siempre dependo de un budget, pero
os garantizo que no solo iré siempre que pueda sino que recomendaré este hotel
a todas las personas, que no son pocas, que me piden tips para sus visitas a
Miami.
Y como decimos por
España, para muestra, un botón. Aquí está este post sobre este MAGNIFICO hotel
como forma de agradecimiento por todas las atenciones y la amabilidad mostrada.
Espero volver
pronto otra vez, pero esta vez prometo quedarme más… mucho más….
Feliz semana
viajeros….
Abrazo
@viajerosecreto
Uno de mis hotels favoritos!
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