lunes, 1 de abril de 2013

EL MOLIN DE MINGO y su Arroz con Pitu de Caleya


Estamos en Asturias, es sábado y nos encontramos en Ribadesella, son las 13:00 y no sabemos donde comer. Se me ocurre El Molín de Mingo aunque veo imposible que nos den mesa, siempre hay que reservar con tiempo sobre todo en fin de semana para evitar decepciones, pero entre la crisis, la suerte y que es mal fin de semana nos dan una mesa para 4.
Si estamos en esta bonita zona de la geografía Asturiana mi tip “cultural” es la visita a Ribadesella, muy conocida en los últimos años porque de Ribadesella son los abuelos de la Princesa de Asturias, Dona Letizia y allá es donde pasaba ella sus veranos. Lógicamente esto es una anécdota, y hay muchas razones para visitar esta preciosa villa costera.

Ribadesella es una bonita villa costera donde es una delicia pasear y a donde se puede, por ejemplo, ir a tomar el vermut en uno de sus múltiples bares en la zona antigua antes de ir a comer.

El Molín de Mingo se encuentra en una pequeña localidad llamada Peruyes. Llegar no es difícil ya que está bien indicado pero si es la primera vez que vas, te va a dar la impresión de que estás perdido. Una vez sales de la carretera general que une Ribadesella con Arriondas, tienes unos 8km por una carretera comarcal que acaba convirtiéndose en una pista de montaña y que acaba, precisamente, en este precioso restaurante.
Lo primero que nos sorprende es ver una casa tan bonita en un lugar tan escondido, pegado a un pequeño riachuelo que discurre entre las montañas, el paisaje es idílico como pronto lo será la comida.

Antiguamente se comía debajo del precioso hórreo y algunos opinan, que con la modernización del negocio la calidad de la comida se ha visto afectada. No estoy del todo de acuerdo aunque está claro que, no es lo mismo dar 20 comidas a 150 y de alguna manera ciertas cosas puntuales como el café, que ya no es de pota antigua, se ha visto afectado.




El restaurante se divide en 3 partes, una especie de comedor cubierto exterior (2 o 3 mesas) donde es agradable estar en primavera, un comedor interior muy bien decorado, muy casero, hogareño y una especie de galería de cristal con preciosas vistas al exterior donde caben otras dos o tres mesas. Todas las opciones son buenas aunque si se va con niños pequeños y/o carricoches, la mejor es la primera ya que hay más espacio y también la que tiene los columpios más cerca.
El servicio es bueno, el trato amable, cercano.
La carta no es super extensa, tiene un poco de todo aunque principalmente carnes y platos Asturianos (fabada, pote, tortos, jabalí, pitu de caleya, arroz con pitu, cecina, croquetas, etc) y una selección de vinos interesante y a buen precio.




Mientras nos pensamos lo que vamos a comer nos traen un plato con una “crema de queso gamoneu” que untamos en un pan caliente; ESPECTACULAR. Un sabor fino, no muy fuerte, pero de rico y suave queso gamoneu.


De entrantes esta vez pedimos la cecina que estaba muy rica y como siempre, las croquetas de compango (ingredientes que suelen acompañar a la fabada; tocino, morcilla y chorizo) y estaban como siempre, espectaculares.

Para acompañar esta comida, escogemos un vino que me encanta, económico que tan bien nos viene por estas fechas, Pago de los Capellanes Roble 2011.



Si venís hasta aquí, no podéis marchar sin probar el plato estrella: “Arroz con pitu de caleya”. Es sencillamente espectacular: la presentación, el color, el olor, el punto del arroz, el pitu, el tamaño de las raciones. Eramos 4 y pedimos 3 raciones y todos pudimos repetir. No hay palabras.



A mi personalmente no me saquéis de ahí. He probado la fabada y estaba buena, el jabalí también, pero si vienes hasta aquí tienes que probar el arroz con pitu; si o si. También tenemos la versión "Pitu de caleya con patatines", que también está bueno, aunque sigo pensado que la magia está en la combinación del pitu con el arroz.



Finalmente hay una selección de postres variados y caseros que por lo visto, están también muy bien. Yo que no soy goloso no puedo explicarlo, pero vistos como quedan siempre los platos de mis acompañantes puedo dar fe que no están bueno, están requetebuenos.


Llega la hora de la cuenta y aquí no hay sorpresas, por 30 o 35€ por persona comemos los 4 con vino y copa.

No le veo mucha capacidad de mejora a este restaurante, realmente no se puede pedir mucho más. Aunque como bien dicen, lo difícil no es llegar sino mantenerse.
Pues que sigan así, porque dando esta calidad, este servicio y a este precio habrá que seguir reservando con tiempo para no llevarse una decepción.

Si eres Asturiano y no lo conoces, tienes que ir. Si no eres Asturiano y vienes a Asturias, lo tienes que probar. Y si eres Asturiano y viene gente de fuera a conocer Asturias y los quieres sorprender, esta es una garantía de éxito.

Se puede pedir más?

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